viernes, 1 de mayo de 2009

La felicidad


 La reconocida marca de chocolates Hershey’s nos presenta un pensamiento sobre la felicidad humana que para algunos será solamente una estrategia de publicidad pero nadie puede negar que el tema que han elegido es de suma importancia para la vida de cualquier persona. La búsqueda de la felicidad es un motivo que se refleja en la vida de todos, es fácil deducirlo pues lo vemos diariamente en la literatura, en la historia y hasta en las campañas publicitarias. El hombre, como todo, tiende a un fin, si esto no fuera así daría igual actuar de un modo que de otro. Esto no es así, actuamos según nuestra razón pues ella es la que nos distingue de los animales y nos da la capacidad de ser felices, por ejemplo a ningún hombre le da lo mismo casarse que no casarse, hará una o la otra cosa pues sus razonamientos le dicen que es lo mejor para él. Este fin último al que se dirigen todas nuestras acciones es la felicidad, pero la pregunta es: ¿Qué es la felicidad y cómo llegamos a ella?

     Hershey’s propone que la felicidad viene “en trocitos”, es decir por momentos. No está en los grandes acontecimientos si no en los pequeños y sencillos instantes de todos los días. Esto puede parecer un poco limitante para algunos pues es evidente que hay grandes sucesos que nos hacen extremadamente felices. Si una persona trabaja duro y se esfuerza en su trabajo, será inmensamente feliz si recibe un importante premio como recompensa por su esfuerzo. Por otro lado esto no quiere decir que vivamos felices solamente cuando nos suceden grandes cosas, debemos encontrar una felicidad en todos los días.

     La felicidad como ya hemos dicho no se da toda de un solo, “Es una conquista de cada momento”. Esto es porque la felicidad se disfruta en el momento, no sabemos si después seguiremos siendo felices. Un instante de felicidad no nos garantiza que la felicidad perdure, por esto debemos estar dispuestos en todo momento a dirigirnos a ella, es decir no conformarnos con una acción que nos haga felices si no dirigirlas todas, grandes y pequeñas, a la felicidad. Esta sería una invitación a exprimir todo el placer que se pueda obtener de cada momento, reduciendo la felicidad al deleite momentáneo. Sabemos que esto puede proporcionar satisfacción, pero no verdadera felicidad. Un hombre que  por disfrutar ciegamente del momento decide serle infiel a su esposa, participará de un rato de placer pero al día siguiente estará lleno de remordimientos y arrepentimientos pues sabe que al enterarse la mujer que ama, esta se enojará y podría terminar con su matrimonio. Cuando el hombre se decida a comparar qué vale más, si la mujer que ama y que lo hace feliz todos los días o el momento de placer con la otra mujer, podrá concluir que los placeres no siempre le darán felicidad.

     Nuestra felicidad no puede oponerse a la de los demás pues todos debemos tener la misma posibilidad de ser felices. Quienes son felices lo son por ellos mismos, nuestra felicidad no puede depender de los demás. Si esto fuera así nuestra felicidad podría estar en las manos de cualquiera y no seríamos verdaderamente dueños de nosotros mismos. Por esto es que vemos que la felicidad es una actitud que tomamos ante las decisiones externas. Por ejemplo, si una persona sufre la pérdida de un ser querido estará triste y le dolerá pues así es como debe ser. Sin embargo, la persona puede darle a la muerte del amigo un enfoque que mejore la situación por ejemplo: “Ya no sufrirá más” o “Está en un mejor lugar”. De esta manera a pesar del dolor de no tenerlo cerca, estará feliz pues sabe que era lo mejor para su amigo.

     La razón nos ayuda a discernir entre lo que es bueno y lo que es malo y nuestra voluntad nos hace dirigirnos a lo que la razón ha definido como bueno. De esta manera actuamos de acuerdo a nuestra naturaleza y nos perfeccionamos. El bien es más perfecto y trasciende al dolor y al placer, por lo tanto no debemos preguntarnos a la hora de actuar si me dolerá o me agradará si no sobre si es bueno o no. Por ejemplo, dos hombres se deciden a construir una casa. Uno de ellos se guía por las molestias que puede causarle el construir la casa y decide no hacerlo. El otro pasa largas horas bajo el sol, sudando y cansado pero al terminar se da cuenta que todo valió la pena pues ahora tiene un lugar donde vivir. El otro, evitó el dolor del momento y pasó el tiempo buscando el agradar su cuerpo pero ahora no tiene nada.


Pamela